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dilluns, 21 de novembre 2022 10:49

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Médico y paciente
22 - 11 - 2018

Recursos en alzhéimer y demencia: Atención básica

Categorías: Divulgación

JOSÉ ANTONIO SÁNCHEZ MARTÍN | GERONTÓLOGO Y NEUROPSICÓLOGO Como profesional inmerso en el mundo de las demencias en muchas ocasiones sorprenden casos en los que la falta de información aún retrasa el diagnóstico y atención adecuados a las personas con enfermedad de Alzheimer o demencia. La indicación básica es que ante la aparición de los primeros síntomas detectables (fallos de memoria, leves episodios de desorientación, fallo importante de habilidades anteriores como el cálculo, etc.) se acuda al profesional de atención primaria. En estos casos y sin la menor duda se ha de realizar la primera evaluación. En esta primera evaluación puede no detectarse un síndrome de demencia, sino simplemente un deterioro cognitivo que aún no ha llegado a cumplir criterios específicos de enfermedad. En un segundo término y según la evolución de la persona, se ha derivar a la persona al profesional especialista que determine el sistema de salud público del entorno de la persona (neurólogo, psiquiatra o geriatra). En este caso se hará una valoración más exhaustiva y se tratará de llegar a un diagnóstico. En este momento, es donde se debe comenzar a preparar a la persona y familiares para conocer el alcance actual de la demencia, el pronóstico y las consecuencias a corto, medio y largo plazo de la atención, profesional y familiar. Es importante establecer un tratamiento farmacológico adecuado a la situación concreta de la persona con demencia, un seguimiento y controles periódicos determinados por el especialista de referencia. Y por otro lado, se deben dar indicaciones a los cuidadores informales o el entorno familiar de cuál es la realidad y en qué aspectos han de poner énfasis dependiendo de estado actual y la evolución. Estos aspectos serán muy variados, desde indicaciones en actividades de la vida diaria, prevención, seguridad, afrontamiento de la situación y planificación. Al igual que la atención sanitaria, existen recursos públicos de atención psicosocial que pueden ayudar a dar una atención adecuada ante la aparición de la enfermedad. Uno de los principales son los trabajadores sociales de los centros públicos de acción social de la zona, a través de los cuales se puede obtener información de los recursos disponibles y accesibles a la persona en su entorno. Además de en posteriores fases, ayudar a concretar gestiones que deberán realizarse con el tiempo. Concretamente, pueden informar de recursos como centros públicos locales, actividades o recursos específicos para personas con demencia. Que pueden ser desde centros de atención, dispositivos de prevención o/y tratamiento o actividades específicas promovidas por los servicios sociosanitarios de la zona. También sobre recursos como ayudas, subvenciones, subsidios, solicitudes de dependencia, etc. Que pueden determinar algunos de los recursos a los que va a poder acceder la persona. Por otro lado, es muy importante también el conocimiento de organizaciones cuyo objetivo es dar soporte a las personas y sus familiares con demencia. Pueden ofrecer recursos de todo tipo y en todos los ámbitos, desde tratamientos no farmacológicos, asesoramiento legal o de cuestiones administrativas, atención al cuidador, etc. Suelen ser asociaciones, fundaciones o instituciones promovidas por enfermos, familiares y personas o entidades concienciados con la enfermedad y en estrecho contacto con ella. También existen servicios privados que pueden ser contratados para estos casos. Desde una atención muy amplia hasta profesionales específicos (terapeutas, psicólogos, profesionales médicos, enfermería, etc.). En estos casos, en ocasiones se trabaja junto a las asociaciones de apoyo o por cuenta propia. No hay que olvidar, de ninguna manera, que el mejor contexto de cuidado es el propio contexto sociofamiliar de la propia persona. Es decir, además de tratamientos adecuados a la fase de la enfermedad de la persona, es recomendable que la persona siga inmersa en las actividades (con el apoyo adecuado) familiares, sociales e incluso profesionales o de ocio; todo lo que sea de interés para la persona. Así, se pueden potenciar la pertenencia o implicación en asociaciones culturales, de actividades para personas mayores, o temáticas dentro del interés personal de la persona. Este tipo de activación es tan importante como los métodos de estimulación cognitiva más elaborados y más que el tratamiento farmacológico actual más avanzada. Pues potencia las relaciones sociales y la activación emocional a todos los niveles (más íntimos – familiar – o más extensos – amistades o relaciones sociales). A largo plazo, los recursos de atención se ajustarán a las necesidades de la persona con demencia. Tanto a nivel farmacológico, no farmacológico como de prestación de servicios de atención sociosanitaria, pudiendo plantearse dependiendo de la situación general, desde atención especializada en su propia vivienda, el apoyo a los cuidadores familiares o el ingreso en recursos residenciales. En resumen, se disponen de recursos que en muchos casos no son conocidos por los afectados por la enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Existen recursos de atención pública que pueden facilitar el abordaje desde el momento de la detección hasta el tratamiento farmacológico, como la atención sanitaria; en este caso la atención primaria y la atención sociosanitaria. Por otro lado, existen también recursos sociosanitarios también públicos que pueden facilitar la adaptación a la enfermedad, indicados a través de los centros sociales de zona, y profesionales encargados de facilitar recursos concretos en el contexto de la persona (trabajadores sociales, educadores sociales, etc.). Asimismo encontramos organizaciones como asociaciones de enfermos, fundaciones, etc. que facilitan servicios especializados y en cualquier área de intervención sobre la enfermedad, que pueden ser accesibles y muy beneficiosos. Y por otro lado los servicios de profesionales o empresas que ofrecen atención de primera calidad por profesionales expertos en el área. El CRE de Alzheimer del Imserso, como referencia en la demencia en la información y en la intervención ofrece servicios en ambos sentidos. Para ello ofrece programas generales y específicos de información y formación, y programas de intervención con la persona con enfermedad de Alzheimer o demencia y/o su contexto sociofamiliar.

dilluns, 07 de novembre 2022 10:54

21 - 11 - 2018

Palabra de experto: «Pablo Baz Rodríguez»

Categorías: Divulgación

ABORDAJE DE LAS DEMENCIAS DESDE LA ATENCIÓN PRIMARIA CRE DE ALZHEIMER | SERVICIOS DE REFERENCIA Vídeo resumen de la conferencia impartida por el neurólogo Pablo Baz Rodríguez, sobre «Abordaje de las demencias desde la atención primaria», en la que se dieron a conocer los objetivos y principales necesidades de los médicos de atención primaria en el abordaje de las demencias.

dilluns, 07 de novembre 2022 10:56

29 - 02 - 2016

Valoración del riesgo/beneficio en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. A propósito de una interacción

Categorías: Divulgación

MARÍA JESÚS HERNÁNDEZ ARROYO, ALFONSO DÍAZ MADERO | SERVICIO DE FARMACIA. GERENCIA DE ATENCIÓN PRIMARIA EN ZAMORA La enfermedad de Alzheimer (EA) es el tipo de demencia más frecuente y representa hasta el 70% de los casos de demencia. Aunque actualmente no se conoce ningún tratamiento capaz de curar o prevenir la enfermedad, están comercializados en España para su tratamiento sintomático: a) Inhibidores de la acetilcolinesterasa (IACE): donepezilo, rivastigmina y galantamina; autorizados para la EA leve o moderada; b) Antagonista no competitivo de los receptores de N-metil D-Aspartato: memantina; autorizado para la EA moderada y grave. Con el fin de tratar comorbilidades asociadas a los IACE, es frecuente la prescripción de fármacos con efectos anticolinérgicos en pacientes con EA. Su uso contrarresta la modesta eficacia de los IACE, dado que ejercen su efecto farmacológico por un mecanismo de acción opuesto y favorecen la aparición de toxicidad anticolinérgica, que se asocia con múltiples efectos adversos sobre el sistema nervioso, tanto periféricos (sequedad de boca, estreñimiento, retención urinaria o visión borrosa, entre otros) como centrales (delirium y deterioro cognitivo). La intensidad de los efectos adversos depende de la carga anticolinérgica acumulada en el conjunto de medicamentos, de la función cognitiva de base y aumenta con la edad. Por estos motivos, los anticolinérgicos se consideran fármacos inapropiados en pacientes de edad avanzada y con demencia. El objetivo del estudio fue conocer la prevalencia de prescripción concomitante de IACE y anticolinérgicos en un Área de Salud, identificar los pacientes afectados por esta interacción e informar a los médicos responsables para valorar la idoneidad de los tratamientos y mejorar su eficacia y seguridad. Para ello, se seleccionaron pacientes en tratamiento con IACE y algún fármaco anticolinérgico en el primer trimestre de 2015. Para la identificación de anticolinérgicos, se utilizó como referencia la revisión de Durán et al., asignando una puntuación a cada fármaco en función de su potencia anticolinérgica. Los datos de fármacos dispensados, edad y sexo de los pacientes, fueron obtenidos del Sistema de Información de Consumo Farmacéutico Concylia, que contiene información sobre especialidades farmacéuticas dispensadas con receta del SNS por las oficinas de farmacia de Castilla y León. Se proporcionó a cada médico una nota informativa sobre la interacción, la relación de pacientes afectados y recomendaciones para optimizar la farmacoterapia en la EA. Bajo estos criterios se incluyeron 486 pacientes, lo que supone un 59,0% sobre el total de pacientes con EA del Área. El 66,0% eran mujeres, 86,8% mayores de 75 años y tenían prescritos una media de 9,2 fármacos/paciente. El número medio de fármacos anticolinérgicos por paciente fue 1,6; el 38,3% de ellos tenían prescritos varios fármacos anticolinérgicos y el 23,9% algún fármaco de alta potencia anticolinérgica. En cuanto a la carga anticolinérgica acumulada por paciente, 442 (90,9%) obtuvieron una puntuación entre 1 y 3 y 44 (9,1%) obtuvieron una puntuación entre 4 y 6; estos últimos, con un promedio de 80,3 años y 3,5 fármacos anticolinérgicos/paciente. Además, se encontró asociación estadísticamente significativa entre tomar IACE y anticolinérgicos de forma concomitante (p=0,000; OR: 3,9). Los grupos terapéuticos más frecuentemente implicados en la interacción con los IACE fueron antidepresivos (37,0%) y antipsicóticos (31,9%). A la vista de los resultados obtenidos se puede concluir que la prevalencia de la interacción entre IACE y anticolinérgicos es relevante, considerando que además afecta a población vulnerable. Proporcionar a los médicos información en base a la evidencia disponible sobre la interacción, los fármacos implicados y su potencia anticolinérgica, podría ser una herramienta de ayuda a la toma de decisiones clínicas, que permitiría mejorar la seguridad y los resultados en salud de los pacientes. Referencia: Hernández-Arroyo MJ, Díaz-Madero A. Valoración del riesgo/beneficio en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. A propósito de una interacción. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2016 Ene. doi:10.1016/j.regg.2015.11.006. [Epub ahead of print].

dijous, 10 de novembre 2022 08:38

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