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astelehena, 21 azaroa 2022 10:49

envejecimiento

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Mujer haciendo ejercicio.
21 - 11 - 2024

Prevención de la demencia

Categorías: Opinión

Mercedes Torrecilla | Psicóloga La demencia es una de las enfermedades neurodegenerativas más comunes en todo el mundo, y desafortunadamente, aún no hay una cura definitiva. Sin embargo, la prevención temprana puede ser una herramienta poderosa en la lucha contra la demencia. Como factores predictores de la demencia podemos encontrar la edad, la genética, el estilo de vida y las enfermedades crónicas. La edad es el factor de riesgo más importante para la demencia u otros trastornos neurodegenerativos. A medida que envejecemos, aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad. La genética también juega un papel importante en la enfermedad. Las personas que tienen antecedentes familiares de Alzheimer u otras demencias tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas las personas que tienen antecedentes familiares desarrollarán la enfermedad. Otros factores que pueden aumentar el riesgo incluyen el estilo de vida y las enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y la obesidad. Sabemos que no podemos cambiar nuestra edad o nuestra genética, sin embargo sí que podemos hacer pequeñas modificaciones en nuestro estilo de vida para reducir el riesgo de desarrollar demencia. La prevención de la demencia comienza con la adopción de un estilo de vida saludable. La actividad física regular, una dieta saludable y equilibrada, y una vida social y mentalmente activa pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer u otras demencias. La actividad física regular es importante para mantener la salud del cerebro. Los estudios han demostrado que el ejercicio físico puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar demencia. Además se ha comprobado que una velocidad reducida de la marcha puede ser un predictor de deterioro cognitivo, ya que esta depende del correcto funcionamiento las capacidades de atención, control ejecutivo y memoria. Por otra parte, la dieta también juega un papel importante en la prevención de la demencia. Una dieta saludable y equilibrada que incluya frutas y verduras, proteínas y grasas saludables puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad. La ingesta insuficiente de los nutrientes esenciales también puede provocar un trastorno neurológico, debido a la alteración del sistema nervioso. Del mismo modo, una vida social y mentalmente activa puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar demencia u otros trastornos neurodegenerativos. Participar en actividades sociales, como grupos de interés y eventos comunitarios, ayuda a mantener la mente activa y reducir el estrés. La estimulación de las capacidades cognitivas también resulta eficaz en la prevención de la demencia. Se recomienda realizar actividades mentales, como juegos de memoria y aprendizaje de nuevas habilidades. En resumen, la prevención temprana es fundamental en la lucha contra la demencia. Los factores predictores de la demencia, incluyendo la edad, la genética, el estilo de vida, la estimulación cognitiva, entre otros, pueden ayudar a identificar a las personas que tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.

osteguna, 21 azaroa 2024 08:43

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02 - 02 - 2024

Neuropsicología del envejecimiento

Categorías: Lecturas

El Servicio de Documentación del CRE de Alzheimer del Imserso recomienda cada viernes un libro relacionado con la enfermedad de Alzheimer u otras demencias. Silva Rodrigues, C. Y. (2018). Editorial El Manual Moderno.   La neuropsicología se está convirtiendo en una rama fundamental en el ámbito del envejecimiento, participando tanto en sus fases de evaluación como de intervención terapéutica. Además, este libro se centra en la enfermedad neurodegenerativa del alzhéimer, exponiendo los factores de riesgo, el diagnóstico y los criterios neuropatológicos de la enfermedad para, finalmente, mostrar los principales programas de intervención clínica y farmacológica sobre las posibles alteraciones biológicas, conductuales y emocionales. Podéis encontrar este título en la Biblioteca-Centro de Documentación del CRE de Alzheimer

osteguna, 21 martxoa 2024 13:01

24 - 07 - 2023

Demencia en las personas mayores: complejidad, envejecimiento y fragilidad. Síndrome geriátrico

Categorías: Divulgación

José Manuel Marín Carmona1, Francesc Formiga2 | 1Médico Geriatra. Programa de Memoria, Centro de Envejecimiento Saludable. Ayuntamiento de Málaga. 2Unidad de Geriatría. Hospital Universitari de Bellvitge, IDIBELL. L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona La investigación sobre los biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer (EA) en los últimos 25 anos ha mejorado el conocimiento de la biología de dicha enfermedad y de los mecanismos relacionados con los procesos de envejecimiento cerebral y neurodegeneración. El concepto de EA ha evolucionado desde un paradigma clínico patológico, que la definía como un síndrome demencial más o menos característico (deterioro progresivo de memoria y otros dominios cognitivos y conductuales, con repercusión en la capacidad funcional del paciente) y patología típica (placas amiloides, ovillos neurofibrilares, atrofia cerebral), hasta la propuesta actual para investigación, en la que la EA se definiría por su biología (presencia de biomarcadores fisiopatológicos de la misma, indicativos de amiloidosis y taupatía) independientemente de la situación clínica. Para la práctica clínica se reservaría el término síndrome clínico tipo Alzheimer (asimilable a lo que hasta ahora entendíamos por EA), que no sería ni sensible ni específico de la EA y que podría ser causado por esta u otros procesos patológicos. Por otro lado, los biomarcadores de EA han venido a corroborar algo ya conocido, como es el hecho de que los síndrome demenciales que ocurren en las personas mayores (la inmensa mayoría de todos los cuadros clínicos de demencia) son procesos heterogéneos en su patogenia (predominantemente mixta) y expresión clínica, en los que no existe una correlación lineal entre biología y clínica. Así es frecuente encontrar pacientes diagnosticados de demencia por EA que no tenían cambios neuropatológicos de EA en la necropsia o carecían biomarcadores de la misma en estudios in vivo, al tiempo que un porcentaje no desdeñable (30-40%) de personas mayores de 80 años sin deterioro cognitivo tenían biomarcadores de EA positivos, porcentaje similar al encontrado en necropsias en estudios de correlación clínico patológica. Desde un punto de vista clínico, el síndrome definido como característico de la EA (demencia con afectación de memoria y otros dominios cognitivos o conductuales) no es específico de la misma, y puede tener otros sustratos patológicos, mientras que síndromes no amnésicos, con afectación de otros dominios cognitivos (lenguaje, funciones ejecutivas, capacidad visuoespacial, por ejemplo) sí pueden ser debidos a la EA. En esta situación ciertamente compleja, cuando no enredada, y de diversidad terminológica , nos parece importante abordar el síndrome demencia en las personas mayores como un síndrome geriátrico. Esto es, como la expresión final común de múltiples causas (la EA entre ellas) que inciden en un sustrato común, el cerebro envejecido, y conducen a la neurodegeneración y que ofrece la posibilidad de intervenciones a diferentes niveles. Este enfoque tendría repercusiones tanto en investigación como en abordaje clínico. Frente a una visión excesivamente amiloidocéntrica, cada vez más en revisión, ampliar el foco a los fenómenos que caracterizan el principal factor de riesgo de deterioro cognitivo y demencia, como es el envejecimiento cerebral (senescencia celular, inflamación crónica, disfunción vascular, deterioro de los mecanismos de autofagia y aclaramiento cerebral, etc.) aumentaría las posibilidades de nuevas dianas estratégicas, ya fueran patogénicas, de neuroprotección o resistencia cerebral a los procesos que conducen a la neurodegeneración, o de resiliencia o adaptación a los mismos. Por otro lado, desde el punto de vista clínico, frente a visiones maximalistas, no hay que perder la perspectiva que el umbral de expresión clínica (deterioro cognitivo, demencia) de determinados procesos neuropatológicos cerebrales, la EA incluida, es modificable y el proceso de transición de la biología a la clínica dinámico, dependiendo de la interacción de factores de riesgo y protectores. Y son los síntomas de la enfermedad y su progresión los que determinan la calidad de vida del paciente y sus familiares. Clásicamente se ha considerado que la comorbilidad vascular y la presencia de otros procesos neurodegenerativos tienen un efecto aditivo o sinérgico en la expresión clínica del deterioro cognitivo. Se ha postulado el tener fragilidad o no como el hecho determinante que modularía la expresión clínica del deterioro cognitivo y demencia en las personas mayores con neuropatología tipo Alzheimer. El síndrome de fragilidad es un síndrome clínico definido por una disminución de la capacidad de reserva multiorgánica y una vulnerabilidad aumentada ante estresores, lo que determina un riesgo aumentado de dependencia y/o muerte. Puede ser identificado, prevenido y tratado. Las personas mayores frágiles expresarían síntomas de deterioro cognitivo y demencia con una menor carga lesional tipo Alzheimer que los no frágiles. Considerar a la demencia de las personas mayores como una enfermedad compleja del envejecimiento, más que una proteinopatía en concreto o un determinado riesgo genético, pone el foco en las características diferenciales de la demencia que afecta a las personas de edades avanzadas. Realizar un abordaje geriátrico integral incluye la promoción de la salud cognitiva, la mejora de la resiliencia neurocognitiva, la prevención y el tratamiento de la fragilidad, el manejo de la comorbilidad, el diagnóstico temprano y el tratamiento multicomponente y continuado de los problemas que aquejan al paciente anciano con demencia y a su familia. Acceso al artículo completo.

astelehena, 24 uztaila 2023 08:05

12 - 06 - 2023

Configuración del cuidado familiar de pacientes con enfermedad de Alzheimer. Un estudio en el área sanitaria de Santiago de Compostela

Categorías: Divulgación

Ana Díaz Cortes | Grupo Hospitalario Interdisciplinar de Apoyo al Cuidador, Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela Recientemente se ha publicado un estudio sobre el cuidado familiar de pacientes con enfermedad de Alzheimer en el área sanitaria de Santiago de Compostela, una patología cuyo principal factor de riesgo es la edad. Analizar un área poblacional con un acusado envejecimiento ofrece datos que podrían ser exportables a zonas que comparten la misma estructura sociodemográfica, de ahí la relevancia de los resultados obtenidos que vienen a poner el foco en el gran desafío que supone la alta prevalencia de la enfermedad así como sus repercusiones sanitarias, sociales, económicas familiares o jurídicas. En el estudio han participado 40 cuidadores principales de pacientes diagnosticados de enfermedad de Alzheimer con criterios NIA-AA en diferentes fases evolutivas. El estudio nos arroja una fotografía de la configuración del cuidado en la época actual, en la que las familias continúan representando el pilar fundamental del cuidado, prácticamente invisibilizadas y con escasas herramientas para implementar correctamente la labor de cuidados. A pesar de que se observa una mentalidad más aperturista hacia el cuidado institucionalizado, especialmente en personas más jóvenes, todavía sigue arraigado un concepto negativo de las residencias o centros asistenciales, lo cual deja poco espacio para explorar nuevas vías de apoyo y la consiguiente sobrecarga en el cuidador principal que, en ocasiones, prolonga situaciones de manejo complicado con poca o nula participación de resto de miembros de la unidad familiar. El cuidado, para una buena parte de los cuidadores, continúa interiorizándose como un evento negativo, existiendo actitudes de protección por parte de algunas personas del núcleo familiar, especialmente de padres a hijos, quienes limitan el acceso a las tareas de cuidar en aras de preservar su vida y su estabilidad, si bien algunos cuidadores mencionan aspectos positivos como la posibilidad de convivencia de varias generaciones o la gratificación personal de cuidar como contrapeso vital a haber sido cuidado. A este respecto, se ha identificado que los estados estresantes, de elevada sobrecarga, provocan desequilibrios en la función familiar y alteran su dinámica, lo cual deja campo para establecer intervenciones centradas en factores modificables como la corresponsabilidad familiar, de hecho, existen familias que logran implantar una estrategia de cuidado equitativo reforzando sus lazos afectivos y refiriendo una menor sobrecarga. Algo llamativo es que, si bien algunos cuidadores demandan ayudas externas en el cuidado, no demandan habilidades para negociar con otros familiares con el fin de encaminarse hacia un cuidado compartido. Otra de las variables importantes en el cuidado y que, en ocasiones, resulta determinante en el devenir de este, es la solvencia económica. En este sentido, hemos comprobado que las familias de entornos urbanos y con un nivel socioeconómico mayor, son más proclives a buscar apoyos formales en el cuidado en aras de que el cuidador principal pueda fomentar otras parcelas de su vida. Por último, y en cuanto a las percepciones sociales, comprobamos que los cuidadores siguen sin sentirse reconocidos socialmente y tampoco tienen una buena percepción de los recursos a su disposición por parte de las Administraciones, o bien directamente los desconocen. Por otra parte, se evidencia una persistencia del estigma social de la demencia, que lleva a un mayor aislamiento tanto del paciente como del cuidador principal, teniendo este hecho un impacto negativo en la evolución de la enfermedad y en el conjunto de la salud familiar. Referencia del estudio: Díaz Cortés, A. Configuración del cuidado familiar de pacientes con enfermedad de Alzheimer. Un estudio en el área sanitaria de Santiago de Compostela. Tendencias Sociales, Revista de Sociología, 9 (2022): 87-112. Acceso al artículo completo.

astelehena, 12 ekaina 2023 08:00

24 - 02 - 2023

Guía práctica de memoria para la estimulación cognitiva del envejecimiento saludable

Categorías: Lecturas

El Servicio de Documentación del CRE de Alzheimer del Imserso recomienda cada viernes un libro relacionado con la enfermedad de Alzheimer u otras demencias. SERVICIO DE DOCUMENTACIÓN CRE ALZHEIMER Sánchez Cabaco, A. (coord.) (2016). Universidad Pontificia de Salamanca. Esta guía práctica recopila parte de la experiencia formativa del curso “La estimulación cognitiva: optimizando la memoria” desarrollado por la Universidad Pontificia de Salamanca. Con ella se pretenden transmitir ejercicios sencillos que se pueden realizar en casa para facilitar el envejecimiento saludable de las personas. La guía se organiza a través de 5 módulos que incluyen fichas con actividades de estimulación cognitiva sobre: envejecimiento activo y memoria; conocimiento y memoria semántica; gestualidad, praxis, calculo y aritmética; memoria relacional; y memoria autobiográfica. Podéis encontrar este título en la Biblioteca-Centro de Documentación del CRE de Alzheimer

ostirala, 24 otsaila 2023 11:00

23 - 01 - 2023

Prevalencia del deterioro cognitivo en el adulto mayor

Categorías: Divulgación

Yudit Hernández Esterlin, Cruz María Contreras Torres y Gilberto Piedra Ruíz | Profesoras auxiliares de la Facultad de Ciencias Médicas Dr. “Enrique Cabrera”, La Habana, Cuba Introducción: El deterioro cognitivo constituye uno de los problemas de salud pública más importantes dada su relación con la edad, constatamos en la última década un continuo incremento tanto en su incidencia como en su prevalencia, secundariamente al aumento progresivo de la longevidad en la población .el cual se ha convertido en uno de las mayores demandas de atención médica en este grupo etareo. Los cambios a nivel cognitivo pueden ser atribuidos a múltiples factores vinculados al envejecimiento, que pueden considerarse extrínsecos, tales como enfermedades edad-dependientes con repercusión cerebral (enfermedad cerebrovascular, hipertensión, diabetes,endocrinopatías), patología psiquiátrica, aislamiento sociocultural, alteraciones sensoriales y el propio proceso de envejecimiento. No menos importantes son los factores intrínsecos del individuo que influyensobre el devenir de la enfermedad, tales como la reserva funcional y estructural cerebral, la dotación genética, así como el grado de adaptación a los cambios durante su vida.se ha conseguido que estos pacientes sean evaluados en estadios cada vez más precoces y, por tanto, se consiga incidir sobre el curso y el entorno social del paciente y la familia. Objetivo: determinar la prevalencia del deterioro cognitivo de los adultos mayores. Material y método: se realizó un estudio descriptivo, con carácter retrospectivo de corte transversal a 323 adultos mayores pertenecientes al Consultorio Médico de la Familia no. 20, del Policlínico Universitario Federico Capdevila, Municipio Boyeros, La Habana, Cuba. en el período comprendido entre enero y diciembre del año 2019. De un universo de 335 ancianos se seleccionaron 323 que reunían los siguientes criterios de inclusión: ancianos que residan permanentemente en el área y los que expresen estar de acuerdo con participar en la investigación, de ellos fueron excluidos 12. Se les aplicó el Mini Examen de Estado Mental (MMSE por sus siglas en inglés). Herramienta que puede ser utilizada para evaluar el estado cognitivo en forma sistemática y exhaustiva. En el presente estudio se procede respetando los aspectos técnicos, éticos y psicológicos que incluye el consentimiento informado. Se confeccionó una encuesta con las siguientes variables: edad, sexo y tipo de enfermedad crónica no transmisible. Fueron revisadas además las historias clínicas de salud familiar e historias clínicas individuales de los pacientes adultos mayores. Resultados: se encontró que el 31% de los adultos mayores pertenecen al grupo de edades de 65 a 69 años, con un predominio del sexo femenino. El deterioro cognitivo de los adultos mayores prevaleció en un 14%. El 21% de los adultos mayores presentó deterioro mental moderado, el 15% deterioro mental ligero y el 9 % deterioro mental severo. La hipertensión arterial fue la enfermedad crónica no transmisible que guardó mayor relación con el deterioro mental. Leer el artículo completo

astelehena, 23 urtarrila 2023 08:00

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osteguna, 17 azaroa 2022 18:15

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