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astelehena, 21 azaroa 2022 10:49
deterioro
Ezabatu
etiketa duen edukia.
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El libro de mi memoria: historia de vida
Categorías: Lecturas
Etiquetas: alzhéimer , deterioro , intervención , terapia , lecturas
El Servicio de Documentación del CRE de Alzheimer del Imserso recomienda cada viernes un libro relacionado con la enfermedad de Alzheimer u otras demencias. SERVICIO DE DOCUMENTACIÓN CRE ALZHEIMER Peña i Casanova, J. (2021). Test Barcelona Services Se trata de un recurso terapéutico útil cuando se busca mantener la memoria e identidad de las personas con deterioro cognitivo. Este libro se incluye dentro del conjunto de técnicas de estimulación e intervención cognitiva y explica cómo lograr la personalización del tratamiento por parte de los profesionales de los centros de atención diurna y residencial que no conocen inicialmente a la persona usuaria. Podéis encontrar este título en la Biblioteca-Centro de Documentación del CRE de Alzheimer
ostirala, 02 ekaina 2023 08:00
![](/documents/1565578/0/pexels-andy-barbour-6684209.jpg/9059c004-8446-37c3-dae2-78eeee9e266f)
Uso adecuado de las pruebas cognitivas para detectar deterioro cognitivo
Dr. José Miguel Sánchez Nieto | Unidad de Investigación en Gerontología. Facultad de Estudios Superiores Zaragoza. Universidad Nacional Autónoma de México Las pruebas de tamizaje, cribado o screening se utilizan para identificar la probabilidad de que alguien tenga una enfermedad. Son de aplicación rápida, fácil y de bajo costo, en comparación con pruebas especializadas, por lo que son ampliamente utilizadas en la investigación y en servicios clínicos para detectar varios padecimientos, entre los que se encuentran la demencia y el deterioro cognitivo. Entre las demencias más frecuentes se encuentra la vascular y el alzhéimer, aunque existen muchas otras. Estas son padecimientos que dañan el cerebro, ocasionando una disminución en funciones cognitivas como la memoria, la atención y el pensamiento, además pérdida de la funcionalidad. En cambio, en el deterioro cognitivo se pueden afectar las funciones cognitivas, sin embargo, no a un grado en el que la persona pierda su funcionalidad, autonomía e independencia. Dos de los instrumentos más utilizados para detectar deterioro cognitivo o demencia son el Mini-Mental State Examination (MMSE) y el Montreal Cognitive Assessment (MoCA). Ambos evalúan varias funciones cognitivas, sin embargo, el MoCA tiene tareas más complejas que el MMSE. Las tareas más sencillas del MMSE pueden ocasionar “falsos negativos”, es decir, no detectar deterioro cognitivo en las personas que lo padecen. Parte de la polémica para elegir uno u otro instrumento se encuentra en establecer un punto de corte adecuado, es decir, el valor que indicaría que la persona padezca probable deterioro cognitivo. En el MoCA, a pesar de ser un instrumento más complejo, se ha propuesto una puntuación más alta que el MMSE. Un punto de corte alto ocasiona encontrar “falsos positivos”, es decir, indicar que muchas personas probablemente tengan un daño cognitivo, cuando no es así. Este mal diagnóstico puede generar ansiedad innecesaria en la persona diagnosticada, además de estigmatización, reducción prematura de empleo y pérdida de independencia en actividades como conducir o tomar decisiones financieras. También, se destinan recursos públicos, tanto económicos como de tiempo, para tratar un problema que no padece la persona. Para identificar la diferencia en el punto de corte entre ambos instrumentos realizamos un estudio con 231 participantes con una edad entre 55 y 90 años y escolaridad de 0 a 22 años. La prevalencia del deterioro cognitivo con el MMSE fue de 23.8%, mientras que con el MoCA fue de 83%. La prevalencia de deterioro cognitivo en varios estudios se encuentra entre el 3% y 53%, por lo que se puede indicar que, con el MoCA, al utilizar el punto de corte recomendado por los autores del instrumento, se sobrestima considerablemente la prevalencia de deterioro cognitivo, al menos en la población que estudiamos. El MoCA es un instrumento que ha mostrado mejor capacidad de detectar quien tiene problemas cognitivos y utiliza tareas de pruebas neuropsicológicas que se emplean ampliamente en la clínica, por lo que cualitativamente también da mucha información sobre el rendimiento de la persona. Sin embargo, es necesario elegir un punto de corte apropiado. Este puede variar dependiendo de la edad, la escolaridad y condiciones sociales, por lo que es necesario utilizar un punto de corte adecuado para la población a la que se evalúa. Pueden consultar opciones de un punto de corte para población con baja escolaridad en el artículo que realizamos. * Sánchez-Nieto, J. M., & Mendoza-Núñez, V. M. (2021). Prevalencia de probable deterioro cognitivo en adultos mayores de una población mexicana utilizando el MMSE y el MoCA. Gerokomos, 32(3), 168-171.
astelehena, 13 martxoa 2023 08:00
![Síntomas clínicos de sospecha de enfermedad de Alzheimer](/documents/1565578/0/Noticia 26-9-2022 cabecera.jpg/c9c7d43c-d771-d276-b9c0-52c60cb60d70)
Síntomas clínicos de sospecha de enfermedad de Alzheimer
Categorías: Divulgación
Etiquetas: alzhéimer , deterioro , diagnóstico , emfermedad , síntomas
TERESA RODRÍGUEZ DEL REYNEUROPSICÓLOGA EN EL CRE ALZHEIMER Al inicio del proceso patológico, suelen tener lugar unos cambios sutiles, difíciles de detectar por la persona afectada, pero evidentes cuando se utilizan pruebas neuropsicológicas. Para favorecer la detección precoz, es esencial conocer los síntomas de alarma que pueden ser indicadores de un posible deterioro cognitivo: Tendencia a la repetición de ideas y temas. Es frecuente que los familiares se alerten cuando la persona comienza a repetir continuamente las mismas ideas o a perseverar con los mismos temas. Esta tendencia a la repetición es muy frecuente en las fases iniciales de la enfermedad y puede resultar muy frustrante para las personas que conviven con el usuario, ya que suele ocurrir antes de comprender que existe una patología. Fallos de memoria. Otro de los principales signos de alarma de la EA es el fallo en la memoria. En las primeras fases de la enfermedad, la persona suele tener dificultades para recordar acontecimientos recientes (olvidar citas, incapacidad para describir qué hizo el día anterior,…). Aunque es difícil discernir los fallos de memoria normales de aquellos que implican una patología, podemos decir que en el segundo caso comienzan a ser más frecuentes y hacen que, especialmente los familiares, se pongan en alerta. En la EA, la pérdida de memoria se produce siguiendo un gradiente temporal, es decir, la información más reciente se olvida con facilidad, pero la información remota se conserva hasta fases más avanzadas de la enfermedad. Esto es importante porque, ante los fallos de memoria reciente, muchas personas pueden quitarle importancia justificándose en que sigue teniendo buena memoria, ya que “recuerda incluso acontecimientos de su juventud”. Dificultad para desempeñar tareas habituales. La familia o la propia persona comienzan a notar que le cuesta más realizar tareas que hasta ese momento habían resultado sencillas, desde manejar dinero hasta leer un libro. Las tareas automáticas no suelen deteriorarse en las primeras fases de la enfermedad. Desorientación. La capacidad de orientación se manifiesta en tres esferas: orientación temporal (que día es hoy, en que año estamos, qué hora es,…), orientación espacial (en qué ciudad estoy, en qué edificio,…) y orientación personal (cómo me llamo, cuántos años tengo, a qué me he dedicado,…). En las primeras fases de la enfermedad lo normal es notar pequeños fallos en la esfera temporal. Nos encontramos con pacientes que se muestran dubitativos con la fecha y que refieren “no saber en qué día viven”. Según avanza la enfermedad podrá verse afectada la orientación espacial y, en fases más avanzadas, también la orientación en persona. Dificultades en el lenguaje. La dificultad para encontrar las palabras o anomia es muy frecuente en las primeras fases de la enfermedad. En la práctica clínica es frecuente encontrar personas que solicitan ayuda porque “no le salen las palabras”, “han perdido vocabulario”,…. Cambios de conducta o de personalidad. En ocasiones, la familia refiere que la persona con demencia “hace cosas que antes no hacía”, “está algo desinhibido” o “más apático”. Estos cambios pueden ser indicativos del inicio de un proceso de deterioro cognitivo. En ocasiones incluso la propia persona, al ser consciente de que algo no va bien, se puede sentir agobiada ante determinadas situaciones y comportarse de manera diferente. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Ho, J., & Nation, D. (2018). Neuropsychological Profiles and Trajectories in Preclinical Alzheimer’s Disease. Journal of the International Neuropsychological Society, 24(7), 693-702. Doi:10.1017/S135561771800022X. Martorelli, M., Sudo, F. K., & Charchat-Fichman, H. (2019). This is not only about memory: A systematic review on neuropsychological heterogeneity in Alzheimer’s disease. Psychology & Neuroscience, 12(2), 271–281. Ocaña Montoya, C. M., Montoya Pedrón, A., & Bolaño Díaz, G. A. (2019). Perfil clínico neuropsicológico del deterioro cognitivo subtipo posible Alzheimer. MediSan, 23(5), 875-891. Prado, C. E., Watt, S., Treeby, M. S., & Crowe, S. F. (2019). Performance on neuropsychological assessment and progression to dementia: A meta-analysis. Psychology and aging, 34(7), 954-977. Rosselli, M., & Ardila, A. (2010). La detección temprana de las demencias desde la perspectiva neuropsicológica. Clínica, 11, 59-68.
asteartea, 25 urria 2022 10:23
![Señor mayor mirando el móvil](/documents/1565578/0/pexels-shvets-production-7545061-820x390.jpg/d5923f20-32a8-bb6d-5d1e-0698f736b2d4)
Seguimiento longitudinal de pacientes con queja cognitiva: características y perfiles de progresión
Categorías: Divulgación
EDITH LABOS [1, 2], MARINA CAVAGNA [2], VANINA PAGOTTO [3], MARCELO CARLOS SCHAPIRA [2] | [1] FACULTAD DE MEDICINA, UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES. [2] SERVICIO DE CLÍNICA MÉDICA, SECCIÓN GERIATRÍA, HOSPITAL ITALIANO DE BUENOS AIRES. [3] SERVICIO DE CLÍNICA MÉDICA, DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIÓN NO PATROCINADA, HOSPITAL ITALIANO DE BUENOS AIRES. En los últimos años se ha registrado un significativo aumento de consultas del adulto mayor por quejas cognitivas con manifestaciones especialmente en la memoria, atención y actividades funcionales complejas. Diversos trabajos verifican que en muchos casos se reporta una progresión que va desde las quejas cognitivas a un cuadro de deterioro cognitivo leve (DCL) y posterior desarrollo de enfermedad demencial. Se resalta la importancia de contar con predictores clínicos y cognitivo-funcionales que permitan evaluar y predecir una progresión del deterioro cognitivo, ya que en muchos casos la detección temprana permite implementar estrategias clínicas de prevención especialmente en el tratamiento de los factores de riesgo modificables. El objetivo de este estudio fue describir el perfil neuropsicológico y evaluar las variables de progresión de deterioro neurocognitivo en un seguimiento de pacientes con queja cognitiva asistidos en el Hospital Italiano de Buenos Aires, y comparar las características basales entre sujetos sin deterioro cognitivo y con DCL. Sujetos y Métodos: Se incluyeron sujetos mayores de 60 años que tuvieron por lo menos una reevaluación posterior. Según el diagnóstico inicial se los clasificó en: 1) sin deterioro cognitivo y 2) con deterioro cognitivo leve (DCL). Se excluyeron aquellos pacientes con diagnóstico de demencia, depresión mayor, déficits sensoriales no compensados, epilepsia o tumores del sistema nervioso central. Se revisaron las evaluaciones posteriores, excluyendo aquellos pacientes que tuvieran 10 o menos meses de seguimiento. Se los agrupó, de acuerdo con el diagnóstico de la última evaluación, en 2 grupos: 1) estable respecto a la categoría diagnóstica inicial, es decir aquellos pacientes sin deterioro o con DCL sin progresión y 2) con progresión de deterioro cognitivo, es decir aquellos pacientes sin deterioro inicial que progresaron a DCL o a demencia, y aquellos con DCL inicial que progresaron a demencia. Se administró a todos los sujetos una evaluación geriátrica integral que incluyó escalas cognitivas y funcionales en cada consulta. Resultados: Se incluyeron 518 sujetos con quejas cognitivas de 77,81 años (DS 6,0). Trescientos setenta y siete (72,78%) eran mujeres. En la evaluación inicial, 195 sujetos (37,64%) no tuvieron deterioro cognitivo y 323 (62,36%) tuvieron DCL. Durante el seguimiento, 302 sujetos (58,3%) se mantuvieron estables de los cuales 114 no presentaban deterioro cognitivo y 188 tenían un diagnóstico de DCL; 216 (41,7%) pacientes presentaron un empeoramiento en cuanto a su estatus cognitivo funcional de los cuales 81 no tenían deterioro cognitivo al inicio y 135 presentaban DCL en la consulta inicial. Del total de participantes incluidos en el estudio, 155 evolucionaron a demencia (29,9%). El tiempo promedio de seguimiento de la población fue de 34,07 meses (DS 18,69). Los resultados obtenidos muestran que las variables edad, bajo nivel de educación, bajo puntaje basal en MMSE y escalas de memoria, lenguaje y funciones ejecutivas se asociaron a progresión del deterioro cognitivo. Consideramos que los datos presentados revisten interés clínico ya que permiten conocer la evolución de sujetos con quejas cognitivas e identificar variables predictoras contribuyendo a enriquecer la literatura sobre el tema. Pulse para leer el artículo completo
osteguna, 03 azaroa 2022 12:20
![](/documents/1565578/0/care-4083343_1920-820x390.jpg/9ec1ada1-712a-ddbd-8d1a-b43cef815fb8)
La atención a las personas con demencia avanzada
Categorías: Divulgación
ÁREA MÉDICA | CRE DE ALZHEIMER La atención de los pacientes con demencia en fase avanzada es un reto de grandes proporciones tanto desde el punto de vista general de la salud pública, como desde el punto de vista particular de conseguir un adecuado manejo geriátrico del paciente y una adecuada atención a sus familiares. Los pacientes con demencia avanzada constituyen el prototipo de pacientes altamente vulnerables desde el punto de vista biológico, personal y social y su manejo exige una aproximación adaptada a su situación cognitiva, funcional, de co-morbilidad y conductual que priorice el confort y los aspectos paliativos de los cuidados. La fase avanzada de la demencia se corresponde con el estadio 6 de la escala Global Deterioration Scale (GDS FAST) y con el estadio 3 de la escala Clinical Dementia Rating (CDR), siendo el estadio GDS 7 una fase terminal. Aunque estas escalas han sido diseñadas para la enfermedad de Alzheimer, se pueden aplicar a otras demencias degenerativas y a la demencia vascular. En estas fases de la enfermedad el paciente presenta una marcada dificultad para realizar las ABVD (vestirse, lavarse, bañarse, comer de forma autónoma, mantener el control esfinteriano, etc.). Desde el punto de vista cognitivo, se ha considerado la demencia grave cuando se obtiene una puntuación por debajo de 10 puntos en el MMSE. En esta fase existe un deterioro global de todas las funciones, afectadas en mayor o menor medida. No obstante, al inicio de esta fase existe todavía la capacidad realizar tareas cognitivas sencillas y mantener un cierto grado de interacción con el entorno. En esta fase avanzada de la demencia es de decisiva importancia la co-morbilidad de esta con enfermedades crónicas del paciente, tratables pero no curables (Hipertensión arterial, diabetes mellitus, poliartrosis con dolor crónico y reducción de la movilidad, etc.). La coexistencia de demencia y enfermedades crónicas a menudo debilitantes, origina complicaciones que son características de las fases avanzadas de la demencia (polifarmacia asociada a iatrogenia, dolor crónico no diagnosticado, desnutrición, disfagia, caídas de repetición, inmovilidad y úlceras por decúbito, infecciones urinarias y respiratorias de repetición). Los esfuerzos terapéuticos en este contexto de gran complejidad deben encaminarse a mantener el confort del paciente, controlar en lo posible el dolor crónico y asegurar su dignidad evitando medidas restrictivas físicas y/o farmacológicas que disminuyan su libertad de movimiento. Los tratamientos curativos y paliativos coexisten en el tiempo y deben ser aplicados de forma individualizada, con el consentimiento y, en su caso, la colaboración del paciente y de sus familiares cuidadores.
osteguna, 03 azaroa 2022 15:55
![Señor mayor comiendo](/documents/1565578/0/nutricuba-820x390.jpg/3941d270-b545-bf20-07f6-700ff9951d4f)
SOBRE EL PATRÓN ALIMENTARIO DE LOS ADULTOS MAYORES Y LAS ASOCIACIONES ENTRE EL CONSUMO DE ALIMENTOS Y LOS TRASTORNOS COGNITIVOS
Categorías: Divulgación
YENEISY LANYAU DOMÍNGUEZ | CENTRO DE NUTRICIÓN E HIGIENE DE LOS ALIMENTOS. INSTITUTO DE HIGIENE, EPIDEMIOLOGÍA Y MICROBIOLOGÍA DE LA HABANA (CUBA) La demencia y su forma más común, la enfermedad de Alzheimer (EA), se encuentran entre los principales problemas de salud a nivel mundial. Varios estudios epidemiológicos han encontrado asociación entre la ingesta de algunos grupos de alimentos o de nutrientes específicos en los adultos mayores con la enfermedad de Alzheimer, pero los resultados no han sido consistentes. En Cuba esta temática no se ha investigado aún y dado el incremento del segmento de la población adulta mayor en los últimos años y la creciente prevalencia de la EA y el Deterioro Cognitivo Leve (DCL) se realizó esta investigación. El objetivo de la investigación fue determinar el patrón alimentario de los adultos mayores y evaluar las asociaciones entre el consumo inadecuado de los distintos grupos de alimentos y la presencia de trastornos cognitivos como la enfermedad de Alzheimer ó Deterioro Cognitivo Leve en un grupo de adultos mayores cubanos. Métodos: Un estudio analítico transversal fue realizado en 402 adultos mayores de 65 años; 40 con EA, 124 con DCL y 238 individuos sin deterioro cognitivo en La Habana. La demencia fue diagnosticada utilizando el criterio 10/66 y el DSM-IV y para el DCL el criterio de Petersen. La dieta fue evaluada a través de una encuesta de frecuencia semanal de consumo de los principales grupos de alimentos que incluía las siguientes categorías de frecuencia semanal: diariamente, 6 días, 4 ó 5 días, 2 ó 3 días, 1 día, y nunca. La prueba de homogeneidad de Ji cuadrado y la razón de prevalencia fueron calculadas para el análisis estadístico. Resultados: El patrón de consumo de alimentos fue similar entre los grupos de adultos mayores según deterioro cognitivo. Los lácteos, cereales y viandas aparecen como los grupos de alimentos con mayor frecuencia semanal de consumo, equivalente a 6 días en la semana. Seguido por las carnes, aves y huevos; vegetales; azúcares y dulces con una frecuencia de 4 a 5 días. Mientras que los granos, las frutas y las grasas, se consumían entre 2 y 3 días a la semana y el pescado 1 vez por semana. Alta frecuencia de individuos de los tres grupos, tenían un consumo insuficiente de los distintos grupos de alimentos: Pescado: 86,1 %; Frutas: 67,4 %; Granos: 65,7 %; Aceites y grasas: 61,4 %; Carnes, aves y huevo: 59.5 %; Vegetales: 49,5 %; Azúcar y dulces: 43,8 %; Cereales y viandas: 30,8 %; y Leche y productos lácteos: 24,4 %; respectivamente. Los sujetos con EA tenían un consumo semanal de carnes significativamente mayor, mientras que el consumo de cereales y viandas fue significativamente menor. Conclusiones: El patrón de consumo semanal de alimentos fue independiente del status cognitivo. El consumo insuficiente de cereales y viandas se asoció inversamente con la presencia de la EA, mientras que el consumo suficiente de carnes, aves y huevo se asoció directamente con esta condición. Pulse para leer el artículo completo
ostirala, 04 azaroa 2022 07:02
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osteguna, 17 azaroa 2022 18:15
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