Baraka es una niña de doce años que vive en una «jaima» del desierto con su madre, sus tías y su abuela Bahía, a quien la enfermedad de Alzheimer comienza a arrancarle sus recuerdos.
Los estímulos o eventos que generan reacciones emocionales son mejor recordados que los neutros, es decir, recordamos mejor aquello que nos emociona. La música es capaz de generar fuertes reacciones emocionales, y, por esta razón, se la ha utilizado como herramienta para modular la memoria.
«Al fin y al cabo, ellos (los enfermos) hasta olvidan que olvidaron. Pero el familiar no; nosotros vemos el precipicio y la caída, el desaprendizaje y la derrota de la dignidad».
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