Las personas con deterioro cognitivo, sobre todo aquellas que tienen edad avanzada están sufriendo consecuencias músculo-esqueléticas como pérdida de movilidad articular, fuerza y coordinación en este tiempo en el que el COVID-19 les ha mantenido en casa, donde durante semanas e inclusos meses ha disminuido considerablemente su actividad física (paseos, no realizando sesiones de geronto-gimnasia periódicas…) y además, se ausentan o disminuyen en gran número sesiones de rehabilitación fisioterápica.
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